Hacia el 24 de marzo…

irma carrica webMantenemos el título con el que la compañera Mariela Sander nos compartió este conmovedor discurso que el Dr. Mario Testa dedicara a NUESTRA COMPAÑERA IRMA LACIAR DE CARRICA, «mujer, enfermera, madre y revolucionaria», tal como él mismo la nombra.

Por Dr. Mario Testa*

Compañeras, compañeros:

 No sé si voy a poder.  No sé si voy a poder porque me enfrento con la terrible dificultad de expresar con palabras lo que es indecible, ¿cómo decir lo indecible? ¿cómo traducir en términos de un discurso lo que nos conmueve como una tormenta que arrastra con el tiempo y el espacio, y que nos impide decir aquí y ahora? ¿cómo expandir en nuestra posibilidad de pensar, para unirnos en ese limbo inmaterial, poblado de todos los que amamos, presentes y ausentes?

Me encontré con Irma Carrica en 1973, en la calle, en las manifestaciones que hacíamos cuando intentábamos avanzar junto con el movimiento popular.  Después, en el grupo de coordinación que conformamos en esta facultad, cuando estuvimos a cargo de la conducción de la misma, un grupo de coordinación de iguales, en el que todos los días, durante varias horas, en aquella época trabajábamos 10,12,14,16 hs., en esas reuniones todos teníamos la obligación de opinar acerca de los problemas gremiales, de los problemas académicos, de los problemas de organización, de los problemas que nos traían los estudiantes de esta casa.  En esas reuniones, la palabra de Irma fue siempre una palabra importante, a veces decisiva.

Nuestro objetivo era democratizar, y, desburocratizar la facultad y el hospital de Clínicas, junto con la transformación que pretendíamos para la Universidad, haciendo de un centro que había sido hasta entonces de formación de elites dirigentes en lo que llamamos una Universidad necesaria para ponerla al servicio del pueblo.  Las decisiones que tomábamos en ese comité coordinador de la facultad, fueron siempre decisiones colectivas, porque eso era lo que imponía nuestra conformación como sujetos de transformación.  Yo venía de hacía poco tiempo de haber visitado la Isla de Cuba, y guardaba como un tesoro muy preciado el recuerdo de esa visita, que orientó en forma definitiva mis ilusiones y mis pensamientos, a partir de es extrema síntesis que el comandante Ernesto Guevara formulara siendo que, la función de la Revolución consistía en facilitar la aparición del “Hombre Nuevo”, y esto tenía para el Comandante un sentido concreto: decía que el “Hombre Nuevo” decía lo que pensaba y hacía lo que decía, no había discontinuidad entre, el pensamiento, el discurso y la acción.  Y a pesar que la frase del comandante fue dicha con una intención genérica, en lo que “hombre” no se refería a lo masculino, sino a la humanidad deja la sospecha de un machismo que todavía resulta muy difícil desterrar.  Lo cierto es que si alguien que yo haya conocido, encarna la idea de “Hombre Nuevo”, como aquella persona que no presenta diferencias, entre lo que siente, lo que piensa, lo que dice y lo que hace, fue esa extraordinaria mujer, que se llamó: IRMA CARRICA.

 Han transcurrido casi 30 años desde la última vez que la vi, pero no la puedo olvidar, porque simboliza un amor que se vierte sin retaseos, que todos recogíamos en su mirada, que en su gesto y en su voz siempre dispuesta al consejo, a la propuesta certera, el análisis preciso o al consuelo cuando la circunstancia lo requería.

 Nos trataron de subversivos, mejor dicho nos acusaron de subversivos.  Y  ahora voy a confesarlo: Éramos culpables. Éramos culpables.  Fuimos y somos culpables de querer subvertir esta sociedad injusta, cruel, absurda y obscena.

INJUSTA, como las cifras oficiales que hablan de la distribución del ingreso y la riqueza.

CRUEL, como la crueldad que vemos todos los días en la calle, con esos niños, condenados de nuestra Patria, en el innarrable sufrimiento de nuestros compañeros desaparecidos, y en forma cotidiana, en la situación de mujeres, hombres, viejos y niños, marginales y excluidos de cualquier lazo social.

ABSURDO, como es fácilmente demostrable por un modelo socioeconómico, que se ha revelado repetidamente, e inútil, para dar las respuestas que las teorías económicas de los poderosos, son incapaces de dar.

OBSENO, como las imágenes que proyectan los dirigentes corruptos y traidores, padres de la Patria fantochescos y perversos, que exponen sin pudor la condición de su miserabilidad.

Contra todo esto peleó, sin descanso la subversiva Irma Carrica.

Pero no quiero hablar aquí de política, sí quiero referirme a algo que significó para mí una circunstancia que interpreto hoy como un punto de quiebre en mi desarrollo como ser humano, tal vez como el impulso central de la permanente construcción de la identidad propia.  Porque hay dos maneras de incorporarse a la lucha que protagonizó de manera ejemplar Irma Carrica; para muchos, como yo, se trata de la difícil decisión de asumir ese compromiso, lo que es bueno, pero es distinto cuando ese compromiso se impone, no como decisión, sino como identidad, y eso fue lo que generó Irma Carrica, ella no podía no hacer lo que hacía, porque ella era eso.  No era una decisión, sino la continuidad de sentimiento, pensamiento, discurso y acción, que era su propia e indeclinable propiedad, lo que revela entonces el sentido profundo de la última conversación que Pelusa mantiene con su madre, sintetizada en esa frase terrible y luminosa: “ Quien no dio todo, no dio nada”.  Y ahora es posible revelar el significado de su presente-ausencia.  Porque el encuentro con Irma para cualquiera de quienes compartimos sus hechos, sus trabajos, sus tristezas, sus alegrías, no puede dejar de impactar nuestros sentimientos, nuestra conciencia, nuestra identidad.  Ella es en buena medida, responsable también de que nosotros, los que estuvimos a su lado, seamos como somos.  Todos los que compartimos su luminosa presencia, no puedo recordarla sin su sonrisa, sin sus tapujos, ¡esa cara que revelaba su alma solidaria y combativa!  Somos mejores de lo que éramos antes, porque ella está siempre ahí, señalando el camino.  Irma, mujer, enfermera, madre y revolucionaria.  Tu recuerdo y tu presencia en nosotros no puede morir, no puede cesar de existir, hasta que tu pensamiento y tu voluntad igualitaria, hayan ayudado a construir el mundo que soñaste, el mundo que alguna vez será justo…

¡MARCHEMOS JUNTOS OTRA VEZ!!!!

 

* Año 2011, Acto homenaje a nuestra compañera Irma Laciar de Carrica

Irma Laciar de Carrica | Labradora de la salud popular

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