El referente del Área de Salud del Instituto de Estudios sobre Estado y Participación (IDEP) de ATE Argentina, en entrevista con La Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Estatales (CLATE), señaló que hay una visión reduccionista que limita el problema de la proliferación del Dengue-Zika a la erradicación del mosquito. Cuestionó las prácticas productivas extractivistas y su impacto sobre el clima y destacó la necesidad de políticas sanitarias mano de obra intensivas para enfrentar la situación desde los Estados.
¿Cómo evalúa situación en torno a la epidemia de Zika?
Primero hay una cuestión de enfoque que hay que aclarar. No estamos ante una epidemia del Zika, sino ante una epidemia de enfermedades producidas por el mosquito Aedes Aegypti, que son tres variedades. Se trata de un mismo vector que transmite el Dengue, el Zika y el Chinkunguña. Llamamos vector al transmisor de la enfermedad de un infectado a un no infectado. En este caso es esta especie de mosquito zancudo, que cumple una función de transmisión como sucede con la vinchuca y el Mal de Chagas. Estas enfermedades ya existían en el paisaje epidemiológico de la región, no son nuevas. Lo que está sucediendo es un rebrote masivo. Se habla de epidemia cuando hay un aumento de casos que supera la media. Estamos ante una epidemia de dengue en la parte sur del Conosur, Paraguay, Sur de Brasil, Bolivia, Argentina y Uruguay. El Zika y el Chinkunguña lo encontramos en mayor medida en el norte de Brasil, Venezuela, Colombia y Centroamérica. Ahora están apareciendo los primeros casos de Zika y Chinkunguña en Argentina.
¿Qué factores pueden haber provocado la expansión de enfermedades transmitidas por el Aedes Aegypti?
Hay una mirada simplificadora y reduccionista de la realidad que plantea que el problema es matar al mosquito. Y hay una visión más de contexto que apunta a indagar en el porqué hay más mosquitos y porqué hay más reproducción de la enfermedad. Esto está dado en gran medida por la transformación del medio ambiente, que está produciendo nuevos eventos climáticos como tormentas, huracanes, inundaciones. Y es consecuencia de las prácticas del capitalismo en la región, que se expresan en la deforestación, el desmonte, la creación de megarrepresas, la ampliación de la frontera del monocultivo, la hidrofractura, la megaminería, etc. Todas esas prácticas degradadoras del medio ambiente que se vinieron desarrollando en los últimos 20 años están generando un impacto que tiene repercusiones como la reaparición de viejas enfermedades que ya existían en la región. Es decir, estaban en una media controlada y ahora estamos frente a un rebrote que se produce como consecuencia de la alteración del ambiente. En el litoral argentino y en el sur de Brasil tenemos un ejemplo con las recientes inundaciones que afectaron la región, a lo que siguió la proliferación del mosquito y el recrudecimiento de las enfermedades.
¿Qué sectores de la población se ven más afectados?
Como ocurre siempre, las enfermedades como estas golpean a la población más vulnerable. Porque la proliferación del mosquito se ve favorecida en aquellos lugares donde no hay agua potable o agua corriente. A esto hay que sumar otra situación que es el mal estado del sistema público en su capacidad de dar respuesta a este tipo de eventos. Esto coincide en Argentina con el desmantelamiento de programas tales como el de control de vectores del Ministerio de Salud de la Nación y también en muchas provincias, producto de la ola de despidos y el achicamiento de Estado por reducción de personal. Entonces nos encontramos con una situación epidemiológica que está recrudeciendo y una capacidad de intervención del Estado que está reduciéndose. Esto lleva a que, por ejemplo en Argentina, ya los casos se dejaron de contar. Los hospitales dan tratamiento por sintomatología, no se hace confirmación serológica de los casos, por lo menos de Dengue, aunque sí para el Zika. Esto habla de un sistema desbordado.
¿Qué medidas sanitarias hacen falta para enfrentar la situación?
Primero hay que tomar dimensión de las verdaderas causas. Esta visión reduccionista de la que hablaba lleva a una acción reduccionista que es “matemos al mosquito”. Mientras que no se resuelvan las causas que lo generaron este evento va a continuar y van a venir nuevos eventos. De todas formas, es necesario implementar acciones mano de obra intensiva en el territorio para erradicar las larvas y cualquier contenedor de agua que pueda albergar al mosquito, lo que también se requiere es una fuerte campaña de concientización en la población.
¿Cómo analiza la difusión del tema en los medios masivos de comunicación?
Hay una cuestión con el Zika que está teniendo mucha difusión mediática, que es el modo en que puede afectar a las embarazadas a raíz de la aparición de casos de microcefalia. En Brasil hay casos comprobados de niños nacidos con esta malformación de madres a quienes se les ha detectado la enfermedad. Aparece una sugerencia a las embarazadas para que no viajen a los países afectados o incluso, en esos países, se les sugiere a las mujeres en edad fértil no embarazarse. Acá también aparece un enfoque de género controvertido. Mientras los mismos Estados reducen los programas salud sexual y reproductiva, esos mismos países le dicen a las mujeres, sobre todo a las de sectores pobres, que no se embaracen. Y todo esto no está resuelto, porque aun no se ha definido si es el propio Zika el que produce la microcefalia. Como lo ha expresado en un informe la Asociación de Médicos de Pueblos Fumigados, en las poblaciones afectadas por el Zika se aplica un veneno larvicida [piriproxifeno] que produce mutaciones en los mosquitos. Este veneno que se aplica por aerofumigación podría ser el responsable de las malformaciones que luego se ven en los niños y no el virus del Zika.
Se ha denunciado a empresas que intentan sacar provecho de la epidemia ¿podría mencionar algún caso?
Hay también distintos tipos de intereses vinculados con la industria que aparecen en medio de la epidemia. Como el caso de la empresa inglesa Oxitec que le hizo una oferta al gobierno salvadoreño de producir un mosquito genéticamente manipulado, depredador del Aedes Aegypti. Esto también ocurrió en Brasil. Es decir, tenemos a la industria de la enfermedad sacando provecho de la situación.
Se especula con el desarrollo de una vacuna contra el Zika ¿es factible al corto plazo?
No está comprobado que exista una vacuna capaz de combatir el Zika. No hay tratamiento, el tratamiento es sintomático. Así como hay una industria que impulsa combatir el mosquito mediante depredadores manipulados genéticamente hay una especulación con el desarrollo de vacunas. Hay una situación epidemiológica causada por determinantes que están siendo ocultados y hay una industria que intenta sacar provecho de la situación que seguramente también colaboraron en crear.
¿Qué acciones están promoviendo las organizaciones sociales vinculadas a la salud en la región?
Nuestra intención desde el IDEP-ATE Salud, junto a un grupo de organizaciones tanto de México, Brasil, Honduras, la Universidad de Colombia, la Universidad Andina de Ecuador, Médicos del Mundo, la red ALAMES es promover una visión alternativa que permita explicar lo que está sucediendo epidemiológicamente en la región. Estamos propiciando que organismos regionales como UNASUR convoquen a un solo dispositivo de planificación de medidas y de control de la epidemia. Y por otro lado estamos reclamando a las autoridades de salud de cada país que declaren la alerta sanitaria y restituyan, en el caso de Argentina, los equipos que han sido vaciados en el último tiempo.
En los próximos 15 días un grupo de organizaciones de la Argentina como la Red Universitaria de Ambiente y Salud, Médicos de Pueblos Fumigados, la Federación de Profesionales de la Salud (FESPROSA), Médicos del Mundo y el IDEP ATE haremos un pronunciamiento único dirigido a la sociedad para expresar nuestra posición sobre lo que están sucediendo.
Fuente: CLATE
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