por Dr. Daniel Godoy | Coordinador del Área Sociosanitaria de ATE Provincia de Buenos Aires, Cátedra Libre Germán Abdala UNLP, INSTITUTO POR LA IGUALDAD Y LA DEMOCRACIA (IPID)
La crónica policial es breve y concisa…
“…Dos funcionarios del Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), sospechados de haber cometido una estafa con la provisión de drogas oncológicas, fueron detenidos por orden de la Justicia penal platense, informó hoy el tribunal. La causa que investiga una millonaria defraudación con medicamentos oncológicos de la que eran víctimas pacientes afiliados a la obra social del Estado bonaerense…. La organización, integrada por funcionarios de IOMA, empresarios y farmacéuticos habría estafado en más de dos millones de pesos a la obra social con la falsificación de tratamientos oncológicos y la sobrefacturación de medicamentos. Además de la sobrefacturación se investiga si los imputados falsificaban historias clínicas de afiliados que no padecían ninguna patología y eran elegidos al azar para que la obra social comprara los medicamentos que luego eran vendidos en el circuito comercial…”
Pagos a beneficiarios fallecidos, prestaciones por bienes y servicios cobrados pero no recibidos por los afiliados, pagos a personas que no figuran en padrones de la seguridad social, troqueles y facturas “truchas”, efectores no autorizados, medicamentos no aprobados, son alguna de las modalidades. Un calco, una matriz, un sistema montado en épocas de privatizaciones y desregulaciones y que la “década ganada” ni piensa desmontar.
Póngale usted personajes y contextos y no variará el “modelo”, la “matriz”: puede ser el PAMI, la Administración de Prestaciones Especiales (APE) o el IOMA; puede ser Zanola o Pergiacómi; puede ser La Scaleia o Alderete; puede ser La Bancaria o UPCN…
El IOMA en la provincia de Buenos Aires, una institución pública financiada INTEGRAMENTE (más de $ 8.000 millones/año) por los sueldos de los trabajadores del Estado provincial; pero donde los trabajadores no podemos elegir por los métodos que nos enseñan desde la escuela primaria, tales como el voto directo y secreto. Por el contrario, la gobiernan camarillas que arman los funcionarios de turno y los poderes de siempre, léase el entramado gobierno/prestadores/corporaciones/industrias/gremios amarillos.
Una mega estructura administrativa vaciada de todo mecanismo de control y de supervisión pública y social, donde el flujo de dinero se “habilita” y direcciona a través de oficinas claves cuyas lapiceras valen millones. Privatizaciones, tercerizaciones y convenios que se meten en los procesos claves de gestión, asegurando que el resultado sea el deseado.
Un renglón de gasto, la “perla negra”, los “MEDICAMENTOS”: uno de los más onerosos del Instituto y de todo el sistema de salud argentino; probablemente uno de los grifos más generosamente abiertos de gasto en la política pública argentina (casi el doble que en otros países) que permanece intacto, mientras se ajustan y cierran otras prestaciones. Sólo el gasto total en medicamentos en nuestro país es 3,6 veces más (260 %) que la inversión total en Ciencia y Tecnología.
Dentro de este rubro medicamentos, desde el 2002 el IOMA sostiene con la Industria Farmacéutica (los laboratorios productores de medicamentos agrupados en las poderosas Cámaras CAEME, CILFA y COOPERALA) un escandaloso convenio (el segundo convenio más importante de la Seguridad Social de la Argentina), llamado MEEPPES que a la fecha también es objeto de investigación de la justicia, para la provisión de medicamentos de alto costo para determinadas patologías (oncológicos, diabetes, etc).
Según el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, “…desde el inicio del Convenio, la evolución de gasto del Instituto correspondiente al MEPPES aumentó entre el 1500 y el 2000 % (el PAMI aumentó un 500 %). Valga aclarar que antes del 2002 fue igualmente escandalosa con los negociados con farmacia Manes…”
La variación presupuestaria del IOMA, que desde 2008 a 2013, aumentó casi 300 por ciento, no fue otra cosa que la variación salarial que supimos conseguir los trabajadores mediante la organización y la pelea. Porque los 8 mil millones de pesos de presupuesto no es otra cosa que parte de NUESTRA masa salarial que “aportamos” para el cuidado de nuestra salud. Y que éste, como otros gobiernos de turno, “bicicletean” para darle destinos para los que no fueron contemplados.
Y como financiadores, destinatarios y razón de ser del IOMA, debemos ser quienes decidamos sus destinos, mediante elección de autoridades, de manera democrática y por voto directo y secreto. Y ésta es el primero y primario acto de corrupción: el despojo del Instituto a nosotros los trabajadores, sus legítimos dueños, de decidir democráticamente la conducción del Instituto.
En el año 1999 hemos presentado un Proyecto de ley de democratización de la Obra Social mediante el voto directo y secreto de los trabajadores.
Por estos días, casi 15 años después, precarización, tercerizaciones, coimas, kioscos, gestores, lobbies, sobrefacturaciones, subprestaciones y otras representaciones de diversos enclaves de corrupción, son el paisaje de rigor en una Institución que funciona desde esa lógica, el drenaje de nuestra plata hacia el bolsillo de la industria y sus intermediarios, y el modelo de prevención/atención de nuestra salud que los trabajadores del Estado de la Provincia de Buenos Aires no tenemos.
Noticias relacionadas
- Ordenan tres detenciones por una presunta estafa al IOMA
- Detienen a funcionarios por una estafa con drogas oncológicas
- Ex funcionarios del IOMA a prisión